
- 7 de septiembre de 2021
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- Posted by: Dra. Mónica Astudillo
Balansana
Con las rodillas apoyadas y separadas un poco más que el ancho de tus caderas lleva el glúteo hacia los talones, coloca el cojín entre tus muslos de manera que al bajar tu torso hacia delante quedes cómodamente apoyada en ella.
Badha konasana
Siéntate cómoda y dobla las rodillas con la planta de los pies apoyada. Coloca la almohada pegada al sacro de manera vertical siguiendo la línea de tu columna, suavemente deja caer tus muslos hacia los costados, manteniendo la planta de los pies juntas. Si tus rodillas quedan muy elevadas coloca un cojín debajo de cada muslo, reclina tu espalda sobre la almohada y coloca los brazos ligeramente separados del cuerpo con las palmas hacia arriba. Relaja tus hombros de manera que sientas una apertura en el pecho placentera, libera tensiones y observa si surgen emociones.
Setu Bandha Sarvangasana
Túmbate boca arriba con las plantas de los pies apoyadas y abiertos al ancho de caderas, despacio empieza a elevar tu columna desde la base hacia arriba. Coloca una manta o un cojín a la altura del coxis aproximadamente, de manera que sientas cómoda tu zona lumbar, centra la atención en la respiración y relaja los brazos y el abdomen.
Viparita Karani
Postura invertida recomendada, incluso antes y después de tu ciclo. Pues ayuda a reconstituir el sistema nervioso y mejora la circulación venosa y linfática.
Coloca la espalda en el suelo y de costado acerca el glúteo hacia la pared (entran en el asana, de esta manera te ayudará a encontrar mayor verticalidad) estira las piernas y, solo hasta que puedas mantener el sacro en contacto con el suelo o manta, dirige la barbilla dirección al pecho, relaja los brazos con las palmas hacia arriba y centra la atención en la entrada y salida del aire.
Savasana, postura final en las prácticas de yoga
Estirada en el suelo relaja tu espalda y pon atención a los puntos que no tocan el suelo. Una ligera curvatura en la espada lumbar es normal, pero si la sientes tensa coloca la almohada bajo tus rodillas. Observa también los hombros y si quedan demasiado elevados coloca una manta finita a modo de almohada en línea de los hombros, pero sí que se apoyen.