
- 9 de diciembre de 2019
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- Posted by: Dra. Mónica Astudillo
El cáncer de ovario tiene la tasa más alta de mortalidad entre las neoplasias ginecológicas. Cuando es diagnosticado en etapas tardías, la tasa de supervivencia a cinco años es inferior al 20 por ciento, pero aumenta a más del 90 por ciento cuando se detecta en etapas tempranas (etapa I-II).
Debido a la naturaleza asintomática de esta enfermedad en las primeras etapas y la falta de biomarcadores altamente sensibles y específicos, los pacientes suelen ser diagnosticados en las últimas etapas.
Estrategia de detección
Dada la baja prevalencia de cáncer de ovario en la población general, una estrategia de detección eficaz no solo debe tener una alta sensibilidad para la enfermedad en etapa temprana, sino que también debe tener una especificidad muy alta.

Más allá de un examen pélvico completo, un médico tiene dos pruebas de diagnóstico a su disposición: el ultrasonido transvaginal y el análisis de sangre del antígeno de cáncer 125 (CA-125). Ambas pruebas tienen limitaciones significativas. La prueba de ultrasonido le permite al médico buscar tumores en el útero, las trompas de Falopio y los ovarios, pero no puede indicar si un crecimiento es canceroso.
La prueba CA-125 evalúa los niveles de un marcador de cáncer de ovario en la sangre. El problema es que los altos niveles de este antígeno también están presentes en personas con afecciones no relacionadas.
En este contexto, investigadores de la Universidad de Belfast han desarrollado una prueba de sangre que puede detectar el cáncer de ovario hasta dos años antes que los métodos disponibles en la actualidad.
Un panel de biomarcadores
Los investigadores descubrieron que la presencia de cuatro proteínas (CA125, fosfatidilcolina-esterol aciltransferasa, proteína Z dependiente de vitamina K y proteína C reactiva), lo que se conoce como un panel de biomarcadores, indica la probabilidad de cáncer epitelial de ovario (EOC, por sus siglas en inglés), un tipo de cáncer que se forma en el tejido que cubre el ovario.

El estudio incluyó el análisis de muestras de sangre de 49 casos de EOC (19 Tipo I y 30 Tipo II) y 31 controles, que representaron 482 muestras en un período de siete años. El equipo entrenó un algoritmo mediante el análisis de la desregulación de los datos de expresión de los 4 biomarcadores.
Usando estos biomarcadores, los investigadores desarrollaron una prueba de detección que los estudios iniciales sugieren que podría detectar el cáncer de ovario hasta dos años antes que las pruebas de detección actuales.
Los investigadores señalan que estos resultados demuestran el potencial de la prueba sanguínea como una herramienta de detección del cáncer de ovario en una etapa temprana, cuando es más probable que el tratamiento sea exitoso.