La monitorización fetal, es una prueba no invasiva que, generalmente, se realiza en las últimas semanas del embarazo, y también durante el parto para controlar la actividad uterina y el bienestar fetal intrauterino; el cual nos permite observar los cambios en la frecuencia cardíaca fetal, como un reflejo del equilibrio del sistema nervioso autónomo. Existe dos tipos de monitorización fetal externa e interna, la más utilizada es la monitorización externa.
La monitorización externa consiste en la colocación de dos plaquitas o transductores, el uno se coloca en la parte superior del abdomen el mismo que registrará las contracciones uterinas, y el otro transductor nos indicará la frecuencia cardiaca fetal.